Tonnellerie Radoux suministró desinteresadamente la madera originaria de Allier, de primera calidad, para la construcción de esta réplica. La madera fue sometida a varias fases de agua para rebajar su contenido en taninos y sustancia aromáticas y ser lo más neutra posible. Posteriormente se aplicó un tostado un tostado muy suave y muy lento para no modificar el gusto de tan preciado néctar.
Para realizar un tonel idéntico al original, era imposible, por supuesto, desmontarlo al contener el vino más antiguo del mundo. Gracias a su destreza, a su experiencia y a su ingenio, los dos maestros toneleros trabajaron a partir de modelos de un metro y de fotos. Aparte de la complejidad de la realización de este “huevo rebanado », el tiempo disponible era muy limitado: solamente cuatro meses para seleccionar la madera, construir, domar, tostar, conseguir la estanqueidad, pulir,…
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